Ayer se cumplió el segundo aniversario de la partida de don Bernardo Macías. Era un hombre por el que muchos, muchísimos en Tepic, sentíamos cariño como amigo y admiración como cronista. Hace meses, escribí unos versos para una serie de personajes de Nayarit a los que admiro y que, considero, se han ido desvaneciendo de la memoria colectiva. Dichos versos fueron un modesto homenaje de mi parte para ellos, ya que en su ejemplo, es posible encontrar inspiración para seguir adelante en tiempos de flaquezas.
Pidiendo de antemano disculpas por la falta de talento en la poesía, les comparto unos versos en los que menciono a nuestro querido Venado, quien se fue hace dos años en el corazón del centro de Tepic. Buen día!
I.-
Mi cama se ha convertido en un campo de batalla,
Donde miles de ideas luchan entre sí.
Producto de una ansiedad inusitada,
Se me han vuelto un infierno las madrugadas,
En que soy víctima de alucinante frenesí.
No soporto la quietud, el silencio de la noche,
Me quema la calidez de mi habitación.
Vienen a mi mente malos recuerdos, viejos reproches
Que taladran mi cordura y cuestionan mi razón.
Son las 2 de la mañana, decido luchar contra mis demonios. Alcanzo mis jeans, la sudadera y los audífonos. Salgo a caminar. Traslado el campo de batalla de mi lecho a la ciudad.
Las calles en Tepic están llenas de neblina,
Lucen nostálgicas.
Junio se hace presente con una ligera llovizna.
Y yo camino sin rumbo fijo ni noción del tiempo.
La ansiedad, bien lo sabemos,
Es una sigilosa asesina,
Que gusta torturarnos con recuerdos
Y que disfruta cuestionar nuestra expectativa.
Camino para exorcizar mis demonios.
Los confronto y de esa manera voy a su encuentro.
De pronto, en mi caminata nocturna
Me descubrí vagando por el centro.
Imponente, observé la Catedral
Frente a ella me sentí aún más pequeño.
Esa era quizá mi realidad
Y no la dulce mentira de un sueño.
Le pregunté a Dios ¿si mi vida tendría sentido?
Sí podría acaso algún día la felicidad alcanzar.
Lloré de rodillas, cuál niño afligido,
Al escuchar tan sólo el eco de mis propios gemidos
Y el silencio cruel de la divinidad.
De repente, cuando me había ya resignado
Una voz interrumpió mis pensamientos.
Venía de una banca que se encontraba a un costado.
La voz, amable me preguntó: ¿qué hacía?
Me puse de pie y me aproximé hacia donde la banca.
Sentado en ella, estaba don Bernardo Macías,
El dueño de la voz que me llamaba.
No era su estatua, era él de carne y hueso,
En la misma banca en que una tarde de octubre partió.
Allí donde dejó de ser hombre, mortal, pasajero
Y en el espíritu sempiterno de Tepic se convirtió.
- ¿Qué te preocupa? - Me preguntó don Bernardo
Dando un sorbo a su humeante café.
- ¿Acaso no has comprendido,
Que la vida no se trata de deseos cumplidos
Sino de luchar todos los días para no perder la fe? -.
Usted, - le dije- que tanto amó a Tepic,
Es quien mejor me puede comprender.
Me preocupa la ciudad, me preocupa nuestro estado,
Los pillos que de Nayarit se han apoderado
Y que han olvidado cumplir con su sagrado deber.
No todo es obscuro - me contestó-.
Hay mujeres y hombres que mucho han amado,
que por nuestro estado han luchado
Y a los que injustamente se olvidó.
¡Acompáñame! Me dijo don Bernardo,
Y comenzó a caminar por la plaza principal,
La neblina era el telón de aquel encuentro
Amenizado también por un silencio sepulcral.
Lo seguí a cierta distancia,
Con rumbo hacia la presidencia municipal.
Allí se esfumó, entre la nada
Y de allí mismo, de la nada
Se irguió de repente, una figura espectral.
II.-
Enmudecí ante la sorpresa,
Mientras el fantasma a mí se aproximaba.
-Soy yo ¿me reconoces?, Soy aquel por el que de niño rezabas-, Me dijo con voz tenue, mientras su mirada penetrante en mí se fijó. Era Amado Nervo, el poeta que dio su apellido a mi ciudad. Aquel que yo leía de pequeño,
Y que en las últimas letras de su ‘Amada Inmóvil’
Pidió por Ana Cecilia al lector orad.
¿Qué es lo que te ha traído, esta noche, hasta aquí?
¿Dónde están los demonios que te atormentan?
No los veo yo, hermano, detrás de ti
¿Qué es entonces lo que vivir en paz no te deja?
Me conoces tú -le respondí-, desde hace años
Soy el mismo niño que de tu poesía se prendó.
El que, conmovido, leyó la ‘Amada Inmóvil’
Y por el descanso de Ana Cecilia tantas veces rezó.
Sabes muy bien los anhelos que hay en mi alma:
El deseo legítimo de encontrar la felicidad
En ayudar a otros y morir en calma,
Sin haber conocido nunca la soberbia y la mezquindad.
No he venido aquí a causar molestias,
Tan sólo pretendía en la noche caminar,
Porque así se ahuyentan mis angustias,
Desde hace tiempo tan presentes y tan mustias,
De las que sólo caminando logro escapar.
Pero ya que preguntas, Amado, por mis desgracias,
Te he de confesar que me lastima la tragedia de mi pueblo.
La miseria en que vivimos, la soberbia del gobierno
Y la cínica adicción social a las falacias.
¡Para! – me dijo el poeta en tono grave-.
No continúes con tan tristes argumentos,
Que nada han podido hacer por sus pueblos,
Los hombres que no logran entender su propia realidad.
¿De qué te sirve ocuparte del porvenir?
Si Dios no te ha asegurado todavía un mañana.
Recuerda que quien tiene ansias se olvida de vivir
Y termina ignorando siempre a quien le ama.
Ya hubiese querido yo otra oportunidad
De levantarme de aquella cama en Montevideo,
De volver a escribir, de seguir viviendo,
En lugar de ser huésped distinguido de la eternidad.
Hoy me he convertido en poesía.
En las estatuas y en las calles con mi nombre no me encuentro. Me puedes encontrar, en cambio, todos los días
En la vida eterna de mis versos.
No te preocupes, amigo, del presente.
Mucho menos te ocupes desde ahora del porvenir.
Vive tu vida, vive intensamente
Que las cosas cambian de repente
Y el corazón se cansa de latir.
Ahora, amigo mío, antes de irme
Te he de pedir un último favor:
Uno al que tal vez no tengo derecho,
Orar por Ana Cecilia y por mí con el mismo fervor
Con el que tantas otras veces lo has hecho.
... Y que Dios te bendiga a ti también.
En un abrir y cerrar de ojos,
El fantasma del poeta se había ido.
Me quedé otra vez allí, solo
Por las palabras de Nervo conmovido.......
CONTINUARÁ EN LA PRÓXIMA EDICIÓN.
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